Durante las revueltas estudiantiles de mayo de 1968 en Francia, un periodista le preguntó al poeta Paul Morand si tenía algo que decir a los jóvenes. Este simplemente respondió que sí, que transmitiera a los jóvenes que el único futuro para la juventud es la vejez.
En ese momento, Morand acababa de cumplir 80 años, lo mismo que Jesús Martínez Bujanda (Logroño, 20 de septiembre de 1940), quien en 1968 tenía veintitantos años y se dedicaba a repartir muebles con su camión.
La misma juventud que aparecía en su carnet en aquel entonces, la demuestra cada mañana durante los entrenamientos de la SD Logroñés en Pradoviejo, y la disfruta, ya con 81 años y camino a los 82, en los viajes junto a su querido equipo rojiblanco por toda la Primera RFEF Footters, categoría que el abuelo, como todos lo conocen en Las Gaunas, disfruta especialmente.
«A mí me encanta esta categoría porque tiene toda la esencia del fútbol, y todos en este club me llaman el abuelo, aunque en realidad aún no tengo nietos en casa», afirma el utilero de la SD Logroñés, cuyo hijo Chuchi lo ayuda en las tareas de organización del material, sus dos hijas en las tareas de oficina los días de partido, e incluso su esposa se dedica a coser algunas camisetas, porque «este es nuestro equipo y si hay que echar una mano, se hace».
Mientras que otros disfrutan del fútbol desde la comodidad de su hogar o desde las gradas del estadio, Jesús continúa día tras día, inquebrantable, porque «no hay sensación comparable a vivir los partidos junto al campo y desde el banquillo, al lado de los jugadores».
Con ese espíritu eternamente joven, Jesús es uno de los grandes valores de una categoría que, en su primer año de existencia, aspira a llegar a una edad venerable sin perder ni un ápice de la pasión y las ganas que personas como el utilero de la SD Logroñés hacen posible.