En 1972, Jacques-Yves Cousteau dirigió una expedición científica en la que se descubrió una estructura única en la costa de Belice. Esta estructura es uno de los mayores arrecifes de coral del mundo y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. A lo largo de los años, el arrecife se ha convertido en un importante destino turístico para los amantes del buceo y la conservación de la naturaleza. El arrecife alberga una amplia variedad de especies marinas, incluyendo tortugas, tiburones y delfines. Sin embargo, debido al cambio climático y la contaminación, el arrecife está amenazado y se están tomando medidas para su protección. Se están implementando iniciativas para promover la sostenibilidad y garantizar la protección a largo plazo de este valioso ecosistema marino.