Israel está considerando medidas duras, incluida la deportación inmediata de solicitantes de asilo eritreos involucrados en disturbios, después de que se produjo un desorden en Tel Aviv el sábado.
Unas 170 personas resultaron heridas en violentos enfrentamientos con la policía y en luchas internas entre grupos de partidarios y opositores del régimen eritreo, y después de los hechos, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que se había «cruzado una línea roja».
También ordenó un nuevo plan para expulsar a todos los migrantes africanos que describió como «infiltrados ilegales».
El desorden comenzó después de que activistas opuestos al gobierno eritreo dijeron que habían solicitado a las autoridades israelíes que cancelaran un evento organizado por la embajada de su país, y después de que se rompió una barrera policial, los oficiales dispararon gas lacrimógeno, granadas aturdidoras y balas reales en un intento de restaurar el orden.
Se estima que hay alrededor de 18,000 solicitantes de asilo de Eritrea en Israel. Ellos dicen que huyeron del peligro, la persecución y el reclutamiento militar obligatorio en uno de los países más represivos del mundo.