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Un aspecto muy importante cuando iniciamos un proyecto online es elegir correctamente el dominio que vamos a utilizar. ¿Pero qué es un dominio? Se trata del nombre con el que identificaremos nuestro proyecto o empresa en Internet. Lo usaremos inicialmente en nuestra web y en nuestro correo electrónico. Su sintaxis es la siguiente: se compone de una palabra seguida de un punto y, a continuación, al menos, una extensión. Por ejemplo: denoticias.es o tinkta.com. Los dominios podemos asimilarlos en el mundo online a nuestra marca. Pero, al igual que el registro de una marca no implica el disponer de un local para nuestro negocio, debemos tener en cuenta que un dominio por sí solo no nos proporciona ni una web ni un correo electrónico.

Para disponer de estas herramientas, necesitamos contratar un hosting asociado al dominio, que será el que nos ofrezca el espacio y las herramientas necesarias para administrarlo. Solo entonces podremos publicar una página web o crear una dirección de correo electrónico. Mientras solo tengamos nuestro dominio registrado, sin hosting, solo nos estaremos protegiendo de que otra persona pueda adquirirlo, pero no podremos hacer nada con él. Técnicamente, todos los servidores web se diferencian entre sí por lo que se denominan direcciones IP. Estas son combinaciones numéricas que funcionan de forma análoga a las direcciones físicas de una empresa. Del mismo modo que en las compañías, algunas pueden disponer de una dirección exclusiva mientras que otras comparten su dirección, como ocurre en el caso de las alojadas en espacios de coworking. Por tanto, las direcciones web pueden tener una dirección IP única o compartirse.

En estos casos, el dominio ayuda a diferenciar unas de otras. Tenemos que añadir la dificultad, a nivel mnemotécnico, cuando queremos proporcionar una dirección IP y que otra persona la recuerde. Imagina que, en lugar de decir «visita mi página web denoticias.es», dijera «visita mi página web en la IP 35.204.237.14». Sería completamente inviable. Los dominios sirven para traducir estas complicadas direcciones en expresiones más sencillas. Además, cuando adquirimos un dominio, tenemos que tener presente que todas las direcciones de email que creemos con él siempre tienen el mismo formato, una primera parte con el texto que queramos, seguido de «@» y de nuestro dominio. Así que un dominio muy largo, puede ser un problema en el día a día. Cuando tengamos que proporcionarlo, por ejemplo por teléfono, es más fácil que el remitente se equivoque a la hora de escribirlo en su cliente de correo o de apuntarlo en un papel. Como dijo Steve Jobs: «La sencillez es la máxima sofisticación». Esto es algo que podemos aplicar a todos los aspectos de la transformación digital, empezando por nuestro correo electrónico.

¿Cómo son los dominios?

Vamos a empezar por su parte final, por una palabra que repetiremos mucho: la extensión. En los ejemplos de dominios que comenté en el primer párrafo, podemos apreciar dos de las extensiones más habituales, la .es y la .com. Existen dos grupos de extensiones: las genéricas y las geográficas. Las genéricas que gozan de mayor uso en internet son .com, .net, .info, .org y .edu. Aunque inicialmente eran las únicas disponibles, en la actualidad, su número ha aumentado desorbitadamente. Más adelante indicaré cuáles son las más usadas según los estudios de este año. Las extensiones genéricas tienen una finalidad conceptual. Pretenden asociar términos específicos con tipos de páginas web según su contenido. Por ejemplo, el .com fue creado para webs comerciales, el .edu para proyectos educativos o el .org para organismos oficiales. Pero esto no es una regla de obligado cumplimiento, al menos en la mayoría de las extensiones. Cualquier persona o entidad puede registrar un dominio con la extensión que desee, para la finalidad que quiera.

Por ejemplo, se puede registrar una compañía con la extensión .org, sin ningún impedimento. Sin embargo, desde el punto de vista del marketing, resultaría extraño para los usuarios, lo que puede perjudicar la imagen del proyecto. Estas extensiones se denominan gTLD (Generic Top Level Domain). En este grupo también se incluyen otro tipo de extensiones denominadas sTLD (sponsored Top Level Domain), impulsadas por determinados colectivos, como son las extensiones .cat, .museum o .aero. Además, contamos con las extensiones geográficas. Sirven para indicar el país al que está enfocada la empresa que tiene el dominio. Estas extensiones se definen como ccTLD (country code Top Level Domain). Por ejemplo, existen las extensiones .es en España, .ar en Argentina, .fr en Francia o .mx en México, entre otras muchas.

Como veremos en la parte SEO, un factor que Google tiene muy en cuenta, a la hora de priorizar los resultados de una consulta, es la ubicación geográfica a la que está asociada un dominio. El buscador puede determinar cuál es el lugar en el que se encuentra el usuario. Para ello, puede usar su dirección IP, si él la especifica en el texto de la consulta; la geolocalización, si emplea un dispositivo móvil; o los datos que la compañía tiene en su perfil. Una vez que conoce el país, dará prioridad, junto con otros criterios, a los dominios asociados a dicho estado. Por ejemplo, en el caso de España, a los dominios .es.

¿Esto significa que siempre se mostrarán antes los resultados de las webs con extensiones .es que los .com en nuestro país? No. Cuando se dispone de un dominio de nivel superior neutro, lo que hemos denominado genérico, existe la posibilidad de indicar a Google con qué región queremos asociarlo. Con lo que podemos tener un .com asociado a España o a México, igual que ocurre con el .es. Sin embargo, hay que tener cuidado, ya que algunos dominios geográficos, aunque no todos, Google no permite configurarlos con un país diferente al que tienen por defecto. Esto nos pasa, por ejemplo, con el .es, que sólo puede relacionarse con España. Hubo un caso hace unos años con un dominio que se puso de moda, el .co. Muchas empresas que no tenían disponible el .com en el que estaban interesadas se lanzaron, sin informarse previamente, a registrar dominios .co. Más de una empresa dedicada al registro de dominios vendió esta extensión como la versión de corporate, que significa empresa en inglés. Esto era totalmente falso. Estas empresas vieron como su tráfico español se reducía drásticamente, pero por otra parte, empezaban a tener visitas esporádicas de Colombia.

El motivo es sencillo: .co es la extensión regional de dicho país. Google asoció su contenido con esta nación, dándole más relevancia en el país sudamericano y restándosela en el nuestro. El resultado, por falta de asesoramiento, es la pérdida de clientes y se ve mermado el posicionamiento en los buscadores. A continuación, hay que adquirir un nuevo dominio y hacer una nueva campaña para darlo a conocer. Uno de mis primeros dominios fue asturi.as, registrado en el año 99, está a punto de cumplir 20 años conmigo. Al principio, todo el mundo me preguntaba si mi tierra, el Principado de Asturias, tenía su propio dominio, el .as. Pero no. Como en el caso del .co, se trata de otra extensión geográfica. El dominio corresponde con American Samoa, una pequeña isla del Pacífico con una cuarta parte de la población de la capital asturiana.

Afortunadamente, Google sí permite ubicar en España este dominio; de lo contrario, sólo tendría visitas de unos pocos samoanos. Aquí es donde viene la pregunta más habitual: si necesito un dominio para mi empresa ¿registro un .es o un .com? Si el proyecto está muy definido con un ámbito internacional, donde los usuarios van a ser igualmente nacionales que extranjeros, me decantaría por un .com. Pero si sabemos que nuestro target mayoritario son los españoles, sin duda escogería el .es. Volvamos así a los dos dominios que usé de ejemplo. Denoticias.es es un portal informativo de carácter nacional, cuya audiencia es mayoritariamente española, aunque tenga visitas de latinoamericanos; el contenido y los usuarios, en más del 80% son del mismo país. Esto es un ejemplo claro de uso del .es.

Mientras que tinkta.com, un portal genérico de tatuajes y multi idioma, no tiene un país específico al que está dirigido. En este caso, el .com más global es la mejor opción. Ahora, analicemos la extensión desde el punto de vista de marketing, dejando a un lado la parte técnica de los buscadores. Si somos una empresa que queremos vender nuestros servicios principalmente en España, nos interesa que con sólo ver nuestro dominio sepa que nos encontramos en España. Si un usuario ve dos resultados, uno con la extensión nacional y otra la genérica, puede deducir (aunque no tiene por qué cumplirse en el 100% de los casos) que el negocio está localizado en el país, mientras que la ubicación del .com es indeterminada. Esto es un beneficio cuando nos interesa vender a un público determinado, también puede usarse al revés. Imaginemos que tenemos un servicio online de venta de imágenes, donde nuestros clientes están repartidos por todo el mundo.

Si empleamos un .com transmitimos esa sensación, la de ser globales. Nuestro negocio o nuestro proyecto, dependiendo del público objetivo, marcará qué extensión es la más recomendable. La información sobre el propietario de un dominio suele ser pública. Cualquiera puede hacer un whois que consiste en obtener información del propietario del dominio, de la fecha de registro, de la próxima fecha de renovación y de los datos técnicos correspondientes. Muchas empresas dedicadas al registro de dominios ofrecen un servicio adicional, algunos con coste y otros gratuitamente, que permite ocultar estos datos. Esto es útil si no queremos que nuestra información personal esté expuesta y accesible por cualquiera. Esto es algo habitual cuando estamos trabajando en un nuevo proyecto y registramos el dominio antes de constituir la marca.

El pago anual

Los dominios se renuevan anualmente, salvo que abonemos por adelantado periodos más largos. Es muy importante no descuidarse en la renovación para no perder por error un dominio. Para esto es importante mantener al día el correo de contacto asignado en el registro del dominio, para que nos lleguen los avisos cuando llegue el momento de pagar la renovación. Una práctica habitual, poco aconsejable, es usar una cuenta de correo alternativa, como una de Gmail, cuando se registra el dominio para una nueva empresa. Cuando se tenga el dominio operativo y la empresa funcionando, dejar de usar la cuenta de Gmail, para pasar a utilizar las nuevas cuentas del dominio que se han creado, dejando en el olvido la cuenta original. Esto dará lugar a que nunca se reciban los avisos de renovación, que acabarán en el limbo de la anterior dirección de e-mail. Existe también, en la mayoría de empresas dedicadas al registro de dominios, la opción de activar la renovación automática.

Esta es sin duda la opción más cómoda, pero también hay que estar al tanto por si pudiera ocurrir que el método de pago que se tenga registrado en esta compañía en el momento de la renovación ya no sea válido (bien por cambio de número de cuenta bancaria, o caducidad de la tarjeta de crédito, etc). Si esto sucediera, tampoco se podría renovar el dominio. Y si se tiene la mala suerte de que los avisos de esta empresa, indicando que no ha podido cobrar la renovación, terminen en la bandeja de spam, se puede dar el caso de que no se entere y se pierda el dominio. Por todo ello, conviene tener muy claras las fechas de las renovaciones y comprobar que se realice de forma correcta. Pero si se llega a este caso extremo, y se da cuenta al comprobar que ni la web ni el correo electrónico funcionan, que no cunda el pánico, que mientras hay vida hay esperanza. Se puede hacer uso de un periodo de gracia que los proveedores, por lo general, suelen ofrecer para recuperar dominios que han expirado, aunque puede implicar un desembolso adicional. Pero aún con solución, lo mejor es evitar llegar a este punto.

Hay más de 136,6 millones de dominios .com registrados en el mundo

Mi caso con Fernando Alonso y su dominio fasterinside.es

El 14 de septiembre de 2009, casualmente el día de mi cumpleaños, el bicampeón de Fórmula 1, Fernando Alonso, presentó ante los medios su primera marca de ropa, Faster. En ese momento, como seguidor del piloto, me pareció muy interesante la noticia. Al hacer una búsqueda en Google, encontré referencias, como esta de la web Motor.es, que publicaba «La presentación de la marca a través de su página web www.fasterinside.com ha sido muy peculiar». Era una campaña minimalista, con una idea original para presentar sus productos, acompañada de frases inspiradoras.

Todo ello explicado con un vídeo en YouTube llamado «El Experimento», donde Fernando Alonso hablaba de las carreras y de cómo guardar el espíritu de las mismas, mientras dirigía una banda de música. Se veía que habían pensado en todos los elementos visuales. Seguro que también tenían definida la logística, la facturación y los demás elementos necesarios para el lanzamiento de una tienda online y de una nueva marca. Pero hubo un pequeño detalle que no habían considerado. Me llamó la atención que en la prensa española mencionaran únicamente el dominio fasterinside.com. El dominio genérico. El piloto cuenta con fans en todo el mundo, por lo que es lógico el uso del .com. Pero, siendo una figura tan importante y querida en nuestro país, un bicampeón de Fórmula 1 que ostenta el Premio Príncipe de Asturias, era obvio que generaría un tráfico muy importante desde España.

Este es un ejemplo claro que justifica el registro de los dominios. Pero para mi sorpresa, el dominio fasterinside.es se encontraba libre; nadie lo había solicitado. Pese a que la marca era Faster (rápido en inglés), el responsable de gestionar estos temas había estado bastante lento. Así que, tan pronto me percaté de la disponibilidad del dominio, lo solicité a la empresa 1&1 (actualmente 1&1 Ionos), aprovechando una promoción por la que el coste del mismo fue de un euro. A partir de ahí, ya soy el propietario de fasterinside.es. El dominio comenzó a generarme tráfico de usuarios, que, por inercia, tecleaban la marca con el .es. En un e-commerce con poco tráfico o con poca promoción, eso es más difícil que ocurra.

Los usuarios utilizan Google para localizar la URL. Pero, en el caso de Faster, con todo el impulso que se había dado a la marca (con Fernando Alonso llevando sus camisetas y gorras en las carreras, entrevistas y redes sociales), estaba muy presente en la cabeza de los internautas, de modo que no la buscaban, sino que directamente la tecleaban. Como fan, mi intención era la de desarrollar una página que hablara sobre el piloto y su nuevo negocio. Pero es fácil imaginar lo que podría ocurrir si el dominio lo adquiriera la competencia, ofreciendo sus productos directamente a los clientes de Faster o publicando críticas sobre los mismos. Todo el branding que se hace sobre la marca podría revertirse en su contra y ser aprovechado por otras empresas. Pasados unos meses, los abogados de la marca se pusieron en contacto conmigo para negociar el precio de la cesión del dominio. Una vez llegamos a un acuerdo, en octubre de 2010, los dominios .es y .com ya apuntaban a la misma web.

Terminando ahí mi participación indirecta en el proyecto de mi admirado paisano, Fernando Alonso. Como podéis imaginar, el importe de la operación nada tuvo que ver con el euro que me costó su registro. Kimoa, su actual marca de ropa, cuenta desde el inicio con sus dos dominios (el .es y el .com) apuntando a la misma web. Una lección que queda clara de esta experiencia es que nunca se debe hacer pública, y menos en prensa, una marca sin antes asegurarnos de tener registrados todos los dominios que sean necesarios para el proyecto.

Entonces, ¿se tienen que registrar todas las extensiones posibles para un dominio?

No. Las multinacionales y algunos casos concretos, como el anterior, son susceptibles de requerir la compra de múltiples extensiones, genéricas y geográficas. Pero lo habitual, en la mayoría de los casos, como el de las empresas medianas, pequeñas o autónomos, no necesita adquirir múltiples extensiones ni versiones de los dominios; al final, esto es una forma absurda de malgastar el dinero. En abril de 2018, existían 1.543 tipos de extensiones diferentes. Adquirirlos todos, además de las posibles variantes de nombre, es simplemente imposible; es como tratar de poner puertas al campo.

En una de las empresas en las que trabajé, contaban con cientos de dominios adquiridos. Había de todo tipo: .net, .com, .edu, .co.uk, .no, .de… Con diferentes versiones del nombre, con guiones, con palabras añadidas al dominio… Una auténtica locura que anualmente era un auténtico dispendio, cuyo importe bien podía usarse para mejorar otras muchas áreas de la compañía. Al consultar cuál era la finalidad de aquel gasto constante e inútil, tampoco lo tenía claro nadie. Una persona, que ya no trabajaba en la compañía, años atrás así lo decidió, y nadie se cuestionó si tenía alguna justificación o no. Hasta mi entrada. Esto es una dolencia muy generalizada en las grandes empresas.

El gasto innecesario e injustificado en algunas áreas y la falta de inversión en otras, como por ejemplo en el personal, que podría aportar un mayor beneficio a la empresa, es un mal endémico entre este tipo de entidades. Esta falta de criterio a la hora de invertir el dinero lleva consigo otro síntoma de estos males, el «siempre se ha hecho así». Llevan años pagando dominios, y nadie se arriesga a tomar la decisión de dejar de renovarlos. Sus salarios no se ven afectados por este gasto, pero entienden que si su decisión tiene alguna repercusión negativa, podrían ver peligrada su situación. Así que todo sigue igual, igual de mal. Tras superar estas barreras, logré que se cancelaran todas las renovaciones, lo cual supuso un importante ahorro de costes anuales. Diez años después, no se ha presentado ningún problema que justifique la necesidad de haber mantenido todos aquellos dominios absurdos. Para un negocio pequeño, con una economía en crisis, es una carga adicional tener que hacer frente a pagos de dominios innecesarios anualmente, lo cual dificulta aún más su situación financiera.

¿Qué tenemos que tener en cuenta a la hora de escoger un nombre de dominio?

Existen algunas pautas que debemos tener en cuenta al momento de elegir el nombre de dominio. Debe ser una palabra fácil de recordar, que se pueda escribir y deletrear sin problemas. Lo mejor es que sea lo más breve posible. Deberíamos evitar usar guiones, números, caracteres especiales, como la ñ o la repetición de vocales o de consonantes. Aunque algunas entidades registradoras, como Red.es, han incorporado los caracteres IDN, no se recomienda usarlos. Esto dificulta el trabajo de recordar el dominio y supone un problema para los usuarios con teclados que no tienen esos caracteres.

Estos caracteres son: á, é, í, ó, ú, ñ, ü, à, è, ò, ï, ç, l·l. El nombre del dominio tendría que indicar claramente el tema que aborda la web. Y, si hay una palabra clave definida con la que nos gustaría que nos encuentren en los buscadores, deberíamos incluirla también. Esto se conoce como EMD (exact match domain). Se debe lograr un equilibrio entre un nombre corto que contenga aquello que queremos transmitir, como el nombre de la marca o la palabra clave principal. Debemos tener en cuenta que el dominio se usará en nuestras direcciones de email y que cuanto más breve sea, mejor. Cuando registremos un dominio a través de un proveedor online, en caso de que no esté disponible, nos ofrecerá dos opciones.

Transferir el dominio si es nuestro y queremos cambiar el proveedor que lo gestiona, o buscar un dominio alternativo. En este caso suele facilitar un listado de variantes del nombre, lo cual suele ser bastante poco útil, así como un listado de extensiones alternativas. A veces se nos puede ofrecer una tercera opción, que es la de participar en una subasta para adquirir un dominio ya registrado por otro usuario. La principal empresa dedicada a la subasta de dominios se llama Sedo. Además, ofrecen un servicio de ‘parking’ de dominios para aquellos que no se quieren usar y sólo se quieren poner a la venta. Con este servicio no es necesario adquirir un servicio de hosting, sino que la propia empresa ofrece gratuitamente una web que sólo informa de la disponibilidad del dominio para su compra. La empresa recibe una comisión por cada subasta finalizada. El precio de venta lo establece el vendedor a partir de un mínimo. Sedo ofrece una serie de servicios, con coste, entre los que se encuentra la valoración del dominio. Esta plataforma sirve como garantía entre las partes, a la hora de realizar la compra-venta de un dominio.

En mi caso con el dominio de Fernando Alonso, fasterinside.es, la transacción se realizó a través de Sedo. Así, el comprador tenía la seguridad de recibir el dominio y el vendedor el dinero. Podemos registrar nuestro dominio en plataformas como Google Domains, que es la herramienta de esta empresa para el registro de dominios. Desafortunadamente, a día de hoy, no permite el registro de dominios con la extensión .es. Amazon, por otro lado, permite el registro de dominios con Amazon Route 53, en este caso sí se pueden registrar todas las extensiones. En España, los principales agentes registradores, por número de dominios registrados, son 1&1, Arsys y Acens. Cada extensión tiene su propio precio y la variación del coste anual puede llegar a ser de cientos de euros. Además, algunos imponen restricciones, por ejemplo, sólo se pueden registrar las empresas que tengan una presencia local en el país.

Otros no ofrecen directamente la extensión, sino que debe ir acompañada de una extensión previa. Por ejemplo, en el Reino Unido, no se puede adquirir un dominio.uk, sino que debe ser dominio.co.uk. En España también se puede solicitar esta versión de dos extensiones, aunque es poco usada, ya que complica el dominio y va en contra de la idea de hacerlo lo más sencillo posible. Solo los organismos oficiales y algunas entidades educativas han usado esta fórmula. Por ejemplo, podemos encontrarnos con las extensiones .edu.es (entidades educativas), .gob.es (organismos oficiales), .com.es (empresas), .org.es (organizaciones) y .nom.es (personas físicas). Cada vez que se crea un nuevo dominio, se registra en un organismo internacional llamado IANA (Internet Assigned Numbers Authority).

Las extensiones mas registradas este año son:.online, .site, .tech, .top y .space.

Disputa

Existe una entidad a la que las empresas pueden recurrir cuando hay un conflicto por un dominio. Por ejemplo, si una empresa tiene una marca registrada y alguien registra dicho dominio. En mi caso, la empresa de Fernando Alonso podría haber recurrido a este método para solicitar el dominio, pero es un procedimiento lento y no siempre está garantizado que la balanza se decante a su favor. El organismo encargado de resolver las disputas es la ICANN, con sede en California (y, por tanto, sometido a las leyes de este estado de Estados Unidos) y se trata de una organización sin ánimo de lucro. Antes, estas funciones eran asumidas por la IANA. Si el propietario de una marca entiende que se hace un uso indebido de su nombre de dominio, como en el caso del cybersquatting (registro de dominios con fines de extorsión al dueño de la marca), puede iniciar un procedimiento de disputa.

Se ampara bajo esta posibilidad a las extensiones .aero, .asia, .biz, .cat, .com, .coop, .info, .jobs, .mobi, .museum, .name, .net, .org, .pro, .tel y .travel con lo que se llama la Política Uniforme de Resolución de Disputas de Nombres de Dominio (UDRP). Otras extensiones, como .aero, .coop, .museum y .travel pueden rechazar un registro si entienden que quien lo solicita no cumple con los requisitos establecidos para obtener el dominio. En este caso, se puede solicitar una revisión de acuerdo con la Política de Resolución de Disputas sobre Elegibilidad de Estatutos (CEDRP).

Los dominios en cifras

Según la compañía Verising, en su informe de agosto del 2018, se contaba con más de 136,6 millones de dominios .com registrados en el mundo. De lejos, las siguientes extensiones eran las más usadas: .cn (China) con 22,7 millones, .tk (Tokelau, un archipiélago que ofreció parte de sus dominios de forma gratuita) con 21,5 millones, .de (Alemania) con 16,3 millones, .net con 14,1 millones, .uk (Reino Unido) con 12 millones, .org con 10,3 millones, .ru (Rusia) con 5,9 millones, .nl (Holanda) con 5,8 millones y .info con 5,4 millones.

Según esta empresa, las palabras clave en inglés más usadas en el registro de dominios .com son: bet, pen, bets, lazy, funeral, fortnite, escort, adverts, betting y gambling.

En España, en septiembre del 2018, había 1.931.707 dominios .es. Desde el primer registro en 1997, se ha pasado de 7.219 registros hasta la cantidad actual. Además, se han quitado las restricciones que existían en aquel entonces a la hora de registrar un dominio. Ya no es necesario contar con una marca registrada en España para poder solicitar un dominio. En los últimos años, los nuevos TLDs (top level domains) que se han lanzado más utilizados, según la empresa de registros Namecheap, han sido los siguientes: .online, .site, .tech, .top y .space.

Según la misma empresa, las extensiones que han demostrado una mayor tendencia este año son: .ventures, .studio, .rocks, .host, .games, .exchange y .band. Además de estos, también podemos registrar un dominio con las siguientes extensiones genéricas: .app, .tech, .network, .press, .tv, .design, .website, .guru, .vip, .pro, .company, .store, .shop, .coffee o .house.

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Guía de dominios y mi caso con la marca de Fernando Alonso