La Dirección General de Calidad Agroalimentaria y Producto Local ha analizado el consumo en la isla de Mallorca del queso Mahón-Menorca y la sobrasada, ensaimada, aceite, oliva y almendra de Mallorca.
Análisis del consumo de alimentos con DOP e IGP
La Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural, a través de la Dirección General de Calidad Agroalimentaria y Producto Local, ha publicado los datos de la quinta y última parte del estudio sobre el consumo de los alimentos con Denominación de Origen Protegida (DOP) e Indicación Geográfica Protegida (IGP) en la isla de Mallorca. El principal objetivo de este documento es conocer la actitud de los consumidores con relación a los alimentos de las Illes Balears, así como analizar el grado y la frecuencia de consumo de estos alimentos, el perfil de los consumidores y la evolución del comportamiento del consumidor respecto al estudio realizado en el pasado. El trabajo de campo se realizó en diferentes partes de Mallorca y se entrevistó a un total de 1.019 personas residentes en la isla, de entre 25 y 65 años (un 79,98% mujeres y un 20,02% hombres).
Aumento en la compra de alimentos DOP/IGP
Uno de los datos más relevantes que se extrajo es que el número de personas que compran alimentos DOP/IGP de las Illes Balears se ha incrementado en comparación con los años anteriores. Así, la ensaimada de Mallorca (89,2%), el queso Mahón-Menorca (87,4%) y la sobrasada de Mallorca (79,5%) son los alimentos que más compran los residentes en Mallorca. Además, se puede afirmar que la compra de alimentos DOP/IGP en general es ocasional, realizándose una vez al mes o menos, excepto en el caso del queso Mahón-Menorca, donde la mayoría (más del 61%) lo adquiere cada semana.
Comentarios del director general
En este sentido, el director general de Calidad Agroalimentaria y Producto Local, Joan Llabrés, indicó que a pesar del aumento en el número de personas que manifiestan comprar alimentos registrados bajo la DOP o IGP desde 2016, los datos de comercialización sugieren que se están adquiriendo productos de marcas no protegidas.
Consumo frecuente de productos locales
En relación al queso Mahón-Menorca, un 87,4% de las personas afirma que lo compra, con un incremento considerable respecto a años anteriores. Además, su consumo es bastante frecuente, ya que más del 61% lo compra cada semana. Los nacidos en las Illes Balears son los principales consumidores.
Respecto a la sobrasada de Mallorca, un 79,5% de las personas asegura que la compra, siendo especialmente popular entre los consumidores de Palma en comparación con los residentes de la Part Forana.
El 89,2% de los encuestados afirma que compra ensaimada de Mallorca, siendo las mujeres las principales consumidoras. No obstante, los datos de comercialización de la IGP Ensaimada de Mallorca indican que la mayoría de los compradores considera que todas las ensaimadas disponibles en la isla son de Mallorca, lo cual no es necesariamente cierto.
Consumo de aceite y oliva de Mallorca
En cuanto al consumo de aceite de Mallorca, un 67% de las personas lo compra. El estudio revela que aquellos menores de 46 años y nacidos en las Illes Balears son los que más consumen este producto, al igual que los residentes en la Part Forana. Por otro lado, el 67,5% de los encuestados señala que compra oliva de Mallorca, siendo también los consumidores menores de 46 años los principales demandantes.
Aumento en el consumo de almendra de Mallorca
El consumo de almendra de Mallorca también ha crecido, alcanzando un 60,3% en 2023 (en 2018 era un 20,5%). Las personas mayores de 45 años y las que compran en el mercado son las más consumidoras de este alimento.
Conclusiones sobre el comportamiento del consumidor
Una vez más, en el caso del aceite y la oliva de Mallorca, así como en el de la almendra, los datos de comercialización no coinciden con la percepción de compra de los consumidores. Estos estudios demuestran que el consumidor valora los alimentos de las Illes Balears y está dispuesto a comprarlos e incorporarlos en su vida diaria. Sin embargo, Joan Llabrés concluyó que se requiere un mayor esfuerzo tanto por parte de las administraciones como de los productores para que los consumidores puedan diferenciar entre productos con DOP o IGP y aquellos que no lo son.
