El Ayuntamiento de Oviedo, a través de la Concejalía de Economía, Transformación Digital y Políticas Sociales, programó el Mercado del Azabache desde el jueves 31 de octubre y hasta el domingo 3 de noviembre, ambos incluidos. Con 6 casetas independientes, el mercado estará situado en el tramo peatonal de la calle Gil de Jaz. Coincidiendo con el puente por la festividad de Todos los Santos, el 1 de noviembre, las casetas estarán abiertas al público desde las 11:00 y hasta las 21:00 horas.
Importancia del Mercado para los artesanos
La concejala de Economía, Leticia González, enfatizó que “con esta nueva edición del Mercado del Azabache, seguimos apostando por los artesanos como uno de los ejes clave del comercio local y creemos que este emplazamiento es el escaparate idóneo a través del cual los diferentes orfebres pueden dar a conocer sus productos”.
Historia y tradición del azabache en Asturias
En Asturias se habían localizado algunas de las primeras cuentas de collar y material en bruto identificadas como azabache. Las más antiguas pertenecían a niveles del Solutrense, datando de 19.000 años. El peso de los artesanos asturianos en Santiago de Compostela fue muy significativo. Precisamente, el primer inventario de bienes de azabachero que se conserva es el del maestro Gonzalo de Costales, fallecido en Santiago en 1520, un apellido emblemático relacionado con el azabache, con origen en Villaviciosa. Las excavaciones arqueológicas realizadas en el casco antiguo de la capital ovetense, otro de los grandes centros de la peregrinación jacobea, también habían proporcionado piezas de azabache.
La higa, un símbolo protector
La higa es la pieza popular por excelencia vinculada a esta materia prima como elemento protector. Se asocia a la defensa contra el denominado “mal de ojo” o “fascinación”, realizado en todo tipo de soportes y materiales. Era habitual reproducir este gesto, con el pulgar entre el dedo índice y el corazón, como método de defensa. Se vincula al mundo infantil, uniendo el carácter protector de la materia prima con el ofensivo de la forma gestual de la mano, aunando en una misma pieza elementos protectores pasivos y activos.