El delegado de Políticas Sociales, Familia e Igualdad, José Fernández, y el concejal de Latina, Alberto González, han visitado las obras de construcción de la primera Escuela Municipal de Artes Escénicas, que se encontraban en su fase final. Este nuevo recurso se ha configurado como un espacio único, moderno y versátil que combinará la enseñanza práctica de cuatro disciplinas artísticas: música, danza, creación digital sonora y teatro. El equipamiento iba a entrar en funcionamiento el año siguiente y tendría una capacidad de 800 alumnos matriculados, aunque se esperaba que pudiera atender a más de 1.000 personas mediante talleres y clases complementarias en diferentes horarios.
Un espacio cultural para todos
Tal como apuntó el delegado, “este proyecto consolida a Madrid como una ciudad de oportunidades culturales, garantizando el acceso inclusivo a actividades artísticas y formativas en instalaciones de vanguardia”. Además, destacó que este centro se enmarca en la apuesta municipal por el reequilibrio territorial y la descentralización de la cultura. De hecho, la escuela había sido financiada con 5,4 millones de euros procedentes del Plan de desarrollo del sur y del este de Madrid (SURES). Fernández también puso en valor que, en este nuevo recurso, “la oferta formativa estaría diseñada no solo para potenciar el desarrollo integral de los usuarios a través del arte y la tecnología, sino como un espacio donde se fomentaría la convivencia intergeneracional”.
Instalaciones y oferta educativa
El edificio que alberga la escuela tiene una superficie de 2.974 m2 distribuidos en tres plantas útiles y un sótano, ubicándose en una parcela de 2.286 m2 en el barrio de Lucero. Cuenta con cuatro aulas de música, tres de danza, diez aulas instrumentales, una de sonotrónica y dos de arte dramático y escenografía. Además, dispone de una sala de ensayo de percusión y de un salón de actos multiusos con un escenario de 70 m2 y una capacidad para 175 butacas. Completan el centro espacios administrativos y zonas comunes como oficinas, salas de profesores, almacenes y vestuarios.
La Escuela Municipal de Artes Escénicas se integrará en la Red Municipal de Escuelas de Música y Danza, compuesta por otros 16 centros, que había alcanzado durante ese curso los 9.000 alumnos matriculados, quienes podían estudiar hasta 20 especialidades instrumentales diferentes, cuatro estilos de danza y un itinerario de creación digital sonora y nuevas músicas. Estos centros también daban respuesta al alumnado con necesidades educativas especiales.
Una de las señas de identidad de las escuelas radica en la promoción de la práctica en grupo a través de agrupaciones que, con gran diversidad tímbrica y de repertorio, suponen un espacio de encuentro intergeneracional y una experiencia de aprendizaje colectivo. Con sus actuaciones, las orquestas y bandas que se formaban en estos centros dinamizaban la vida en los barrios de la ciudad, convirtiéndose en referentes de la cultura en los distritos. Su actividad y su talento se habían potenciado con la iniciativa ‘Acorde Urbano 21 distritos’, un ciclo de conciertos en espacios al aire libre impulsado por el Consistorio madrileño.
La formación impartida en estos centros tenía un carácter muy amplio y no se limitaba a la adquisición de la destreza necesaria para la práctica instrumental o de la danza, sino que también pretendía cultivar la afición por estas disciplinas como fenómeno artístico y medio de comunicación cultural, facilitando el desarrollo de la persona. Por ello, contribuía a la compensación de desigualdades sociales y a la prevención de conductas marginales y de riesgo en determinados grupos de edad.
Los centros proponían un itinerario pedagógico continuado, alternativo a los estudios profesionales que ofrecían los conservatorios. Se trabajaba con el objetivo concreto de facilitar el acceso a la cultura en instalaciones próximas y de calidad, de difundir una identidad cultural de la ciudad comprometida con la creación y respetuosa con su patrimonio, de estimular el diálogo entre las diferentes generaciones y de favorecer la diversidad cultural.