La delegada de Obras y Equipamientos, Paloma García Romero, y la concejala delegada de Turismo, Almudena Maíllo, acompañadas de la concejala de Usera, Sonia Cea, supervisaron el desarrollo de los trabajos que el Ayuntamiento estaba llevando a cabo en el distrito de Usera para unir la plaza del Hidrógeno con Madrid Río a través de un itinerario peatonal de 1,7 kilómetros de longitud que regenerará más de 63.000 m2. La actuación tiene un presupuesto de 8,7 millones de euros y cuenta con financiación de los fondos Next Generation de la Unión Europea.
El proyecto incluye mejoras en las calles Nicolás Usera, Andrés Arteaga, Amparo Usera, Mercedes Manjón, Pablo Ortiz, José Bielsa, Isidra Jiménez, Jaspe, Isabelita Usera, Calesas, Mirasierra, Vallandes, Antonio López y avenida del Manzanares, así como en las plazas de José Luis Hoys, Julián Marías, Tizas e Hidrógeno. García Romero explicó que la ejecución de los trabajos había superado ya el 35% y que la remodelación concluiría antes de que finalizara el año.
Un proyecto transformador
El nuevo itinerario transformaría integralmente una serie de espacios públicos del distrito para establecer un recorrido que conectaría diversos equipamientos de proximidad y los principales espacios libres del barrio. Se trataba de una actuación de reequilibrio territorial que pretendía regenerar el tejido residencial de esta zona exterior a la M-30 a través de la mejora del espacio público, generando un recorrido estructurante con vocación de centralidad local, que se conectaría peatonalmente con el parque de Madrid Río y, por tanto, con el centro de la ciudad. La remodelación supondría la creación de espacios estanciales más habitables y seguros, poniendo la accesibilidad en el centro de la intervención, de manera que se garantizaría la continuidad peatonal en los cruces en condiciones de comodidad y seguridad, a lo que se unirá la eliminación de barreras arquitectónicas.
Desde el punto de vista medioambiental, se incrementaría la variedad de especies vegetales que favorecieran la biodiversidad y proveyeran de sombra a los itinerarios peatonales y espacios de encuentro, incorporando 300 nuevos árboles y 11.200 plantas. Asimismo, se aumentarían las zonas permeables en los pavimentos para facilitar la infiltración de agua de lluvia en aquellas zonas donde fuera posible, favoreciendo de esta manera la sostenibilidad del ciclo del agua. Precisamente, el agua sería el elemento que estructuraría y guiaría todo el itinerario, ya que una línea de pavimento continuo azul indicaría al peatón el recorrido de manera reconocible.
Una actuación con doble vocación
La actuación pretendía alcanzar dos objetivos fundamentales. Por un lado, remodelar integralmente los espacios públicos que formaban este itinerario para hacerlos más habitables, según criterios de sostenibilidad, mejorando todos los parámetros ambientales y poniendo en valor la calidad del paisaje urbano. Por otro lado, reforzar la identidad del barrio como lugar de residencia de una parte importante de la comunidad china de Madrid, favoreciendo la integración de algunos de sus rasgos culturales con las formas de vida tradicionales de los vecinos de este barrio, con el objetivo complementario de descentralizar progresivamente el turismo de la ciudad, que acudía mayoritariamente a los distritos centrales.
