Llegar a un portal, buscar el código o piso, pulsar y esperar a que se abra la puerta. Algo que se toma con naturalidad hoy en día y se da por hecho, en realidad no es un invento tan antiguo.
Fue a mediados del siglo XX cuando comenzó a extenderse lo que entonces se llamaba fonopuerta. Un artilugio pensado para la industria y para el entorno profesional y que evitaba a quien entraba un grito buscando a la persona a la que esperaba encontrar.
Tal como se conoce hoy día se empezó a instaurar en los años 60, aunque su utilidad quedó tan demostrada que ya pasó a ser elemento indispensable en las nuevas obras a partir de la década siguiente.
Si a aquellos que los comenzaron a usar entonces se les hablara de los adelantos que, apenas 60 años después, muestran en el mercado, no lo hubieran creído.
Los porteros automáticos son hoy en día pura tecnología. Atrás quedó solamente el oir en casa el ruido cuando alguien, desde el portal o la cancela exterior, tocaba el timbre que correspondía con la vivienda.
Hoy en día, habitualmente se suelen incluir ya los videoporteros en las nuevas promociones, una fórmula que permite ver a quien está esperando a ser abierto. “Este tipo de dispositivos aumentan aún más la seguridad de los residenciales porque quien abre se asegura de saber quién accede de verdad. Ve la imagen. Además, actualmente hay incluso modelos que se pueden conectar con los móviles para poder verlo desde allí y accionar las aperturas. Todo está en plena evolución” explican desde Hispasistemas, especialistas en porteros automáticos.
Ahora, además, con las cerraduras electrónicas, es aún más sencillo abrir con dispositivos que, por proximidad, funcionan como llaves. Sin duda, todo un adelanto que si se hubiera siquiera imaginado el siglo pasado, hubiera parecido ciencia ficción.
“Muchos piensan que son dispositivos que necesitan de mucha reparación, sin embargo, con un buen mantenimiento y con la selección de productos y profesionales avalados, es algo de lo que olvidarse. La comodidad y los servicios técnicos son claves para garantizar a cualquier propietario o comunidad esto” concluyen.
Telephone entry systems, or telefonillos, as they are more popularly known in Spain, are a type of access control system used to grant access to a building or office. The idea of telefonillos is a relatively recent invention and dates back to the early 20th century.
The first telefonillos were designed in 1920 by the Italian engineer Enrico Attabeni, who sought to improve the security of private homes. His original models only allowed for intercom communication between the guard at the entrance and the building’s occupants, but eventually more advanced models were developed which allowed for remote operation of door locks.
In the following decades, telefonillos started to become even more advanced and soon became a common feature in apartment buildings, offices and other places which required secure entry. Nowadays, there are many different types of telefonillos that offer a variety of features such as voice recognition, video intercoms, access control systems and surveillance cameras, allowing for a much more secure and efficient method of granting entry access.
All in all, telefonillos have played an important role in improving security in private and commercial spaces, and they continue to be an integral part of today’s access control systems. It is clear to see that, despite only being invented a little over a century ago, telefonillos have become an indispensable part of our lives.