El gobierno de Sri Lanka ha anunciado recortes de gastos, advirtiendo que apenas cuenta con suficientes ingresos para pagar los salarios y las pensiones de los empleados públicos. Un portavoz dijo que la crisis económica de este año sería peor de lo esperado. El año pasado, los ciudadanos de Sri Lanka enfrentaron escasez de alimentos, combustible y otros suministros básicos después de que las políticas del gobierno y la pandemia agotaron las reservas extranjeras y dejaron al país al borde de la bancarrota. Largas filas para conseguir combustible y cortes de energía eléctrica provocaron meses de disturbios masivos, culminando en la toma y ocupación del puesto de trabajo y residencia oficial del entonces presidente Gotabaya Rajapaksa en julio, obligándolo a huir del país.