Los conductores de trenes paralizaron el sistema ferroviario en Inglaterra el jueves, y también afectaron los servicios en Gales y Escocia.

El viernes, el sindicato RMT inició una nueva huelga de 48 horas con los jefes aconsejando al público viajar solo si era «absolutamente necesario».

El gobierno del Reino Unido ha propuesto ahora leyes anti-huelga que requieren que los servicios de bomberos, ambulancias y ferrocarriles tengan niveles mínimos de servicio.

Desde el pueblo dormitorio Sevenoaks, la corresponsal de Newsnight, Anna Collinson, analiza cuál podría ser el legado de las actuales huelgas en el ferrocarril. ¿Corren el riesgo de alejar permanentemente al público de los trenes, o el impacto de las huelgas demostrará ser insignificante en comparación con los desafíos más amplios que enfrenta la red?

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