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En un pequeño pueblo cercano al mar, vivía una joven llamada María. Era una chica alegre y soñadora, siempre buscando nuevas aventuras. Pasaba sus días explorando los bosques y paseando por la costa.

Un día, mientras caminaba por la playa, encontró una botella con un mensaje adentro. Con curiosidad, la abrió y leyó lo que decía: «Quien encuentre esta botella, recibirá una increíble sorpresa». María se emocionó y empezó a imaginar qué sorpresa podría ser.

Decidió buscar más botellas en la playa y encontró varias con mensajes similares. Cada vez que abría una botella nueva, se llenaba de emoción y esperanza. Recorría la costa todos los días en busca de nuevas sorpresas.

Pero el tiempo pasaba y María no recibía ninguna sorpresa. Empezó a desanimarse y a preguntarse si todo había sido una broma. Sin embargo, decidió no rendirse y seguir buscando más botellas.

Un día, mientras buscaba entre las rocas, encontró una botella que parecía diferente. La abrió con cautela y encontró un mapa dentro. El mapa indicaba un tesoro escondido en un antiguo faro cercano.

Emocionada, María siguió el mapa y llegó al faro. Allí encontró un cofre lleno de joyas y monedas antiguas. Era la increíble sorpresa que le habían prometido.

María se dio cuenta de que la verdadera sorpresa no era el tesoro, sino la aventura de buscarlo. Recorriendo la playa y siguiendo los mensajes, había descubierto la emoción de explorar y soñar en cada paso.

Desde aquel día, María siguió buscando botellas y explorando nuevos lugares con la misma pasión. Aprendió que el verdadero tesoro estaba en disfrutar el camino y seguir persiguiendo sus sueños sin rendirse.

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#Nunca lloro en las despedidas de Benvi. #NeverHaveIEver