Organizado por el Foro Económico Mundial, que se celebró en Davos, la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Sara Aagesen, explicó en este evento el exitoso modelo verde promovido por España. Este modelo se centra en el rol «esencial» que desempeña el desarrollo rápido de infraestructuras de energía limpia a gran escala para maximizar el equilibrio entre sostenibilidad, crecimiento económico, seguridad energética y justicia social.
Para la vicepresidenta, la planificación, la regulación y los incentivos impulsados por el Gobierno activaron la colaboración público-privada, incluida la sociedad civil, para que los clústeres industriales aceleraran el desarrollo de estas macro infraestructuras de energía limpia y, al mismo tiempo, sirvieron de campo de prueba para proyectos innovadores.
Planificación y visión a futuro
Aagesen aseguró que «cuando se tiene una planificación, se pueden transformar los retos en oportunidades. Así que, hay que pensar en las oportunidades. Una vez que se tiene certeza, se establece el marco político. Tenemos una visión para 2030 y para 2050, porque queremos ofrecer las señales adecuadas con anticipación. Es entonces cuando los inversores y la sociedad civil pueden maximizar las oportunidades».
España contaba con una hoja de ruta actualizada para 2030, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), una Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo para 2050 y, en el marco de la UE, un nuevo marco financiero para la próxima generación, en el que se decidió movilizar una cantidad significativa de recursos para la transición energética, con el objetivo de hacer realidad la transformación de la economía del país.
Impulso al hidrógeno renovable
Sara Aagesen destacó de forma ejemplar el poder de la visión estratégica que se aplicaba en la apuesta por el desarrollo del hidrógeno renovable. En los últimos cinco años, el hidrógeno renovable en España pasó de ser objeto de mera investigación a convertirse en un elemento central de la estrategia de descarbonización, con la puesta en marcha de un programa de valles de hidrógeno renovable, que contó con una inversión de 1.350 millones de euros. Esta iniciativa despertó un interés significativo del sector privado, que aportó 1.555 millones de euros en la Hoja de Ruta del Hidrógeno de España y 1.600 millones de euros del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia.
Estos clústeres de hidrógeno renovable fomentaron las sinergias entre productores y usuarios industriales, permitiendo la producción y el consumo a gran escala de hidrógeno verde, lo que a su vez redujo costes y reforzó el liderazgo de España en innovación dentro del sector de las energías renovables.