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BOSTON, Massachusetts, 21 de agosto de 2023 /PRNewswire/ — En medio de las guerras visibles y reales que están ocurriendo alrededor del mundo, existe otra guerra, de naturaleza económica e industrial. Esta es la guerra comercial entre Estados Unidos y China, dos potencias que se disputan la supremacía en la producción de chips semiconductores, piezas esenciales en dispositivos electrónicos modernos como teléfonos inteligentes, televisores, automóviles y computadoras. El resultado de esta guerra comercial tendrá un impacto significativo en la geopolítica global, ya que determinará las bases para cualquier cooperación futura entre ambos países y sus aliados.

En un informe reciente de IDTechEx titulado «AI Chips 2023-2033», se destaca el papel clave que la inteligencia artificial (IA) juega en esta guerra comercial, donde la carrera por la supremacía en IA se ha convertido en una preocupación nacional. Pero antes de entrar en detalles sobre el papel de la IA, es importante retroceder un poco en el tiempo, hasta 2018, cuando Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump y actualmente de Joe Biden, impuso una serie de restricciones y barreras al comercio de semiconductores con China. Estas restricciones se han ido intensificando a lo largo de los años, con el objetivo de frenar la creciente participación de mercado de China en la cadena de suministro de semiconductores.

Las razones detrás de estas restricciones son múltiples, desde preocupaciones económicas hasta preocupaciones de seguridad nacional. En cuanto a las preocupaciones económicas, Estados Unidos busca detener el crecimiento de la participación de mercado de China en la industria de semiconductores. En cuanto a las preocupaciones de seguridad nacional, Estados Unidos teme que China utilice los semiconductores con fines militares o que adquiera una ventaja tecnológica en áreas clave.

La escasez mundial de chips semiconductores, donde la demanda supera la oferta, también ha sido un factor importante en esta guerra comercial. Esta escasez ha expuesto a las empresas de diseño de Estados Unidos al riesgo de depender de las capacidades de fabricación del sudeste asiático, lo que ha llevado a considerar la inversión en capacidades de producción propias.

En este contexto, la IA ha surgido como un factor motivador en la guerra comercial. El gobierno de Estados Unidos impuso una prohibición a las empresas AMD y Nvidia de exportar chips que se pueden utilizar en aplicaciones de IA a China. Esta medida busca evitar que China alcance la supremacía en IA, ya que Estados Unidos considera que esto representaría una amenaza a su seguridad nacional.

La IA no solo promete impulsar los avances económicos, sino que también tiene implicaciones para el modelo de gobierno y desarrollo de China. El dominio de la IA permitiría a China perfeccionar su modelo de gobierno, ya que los modelos de IA dependen de la calidad y amplitud de los conjuntos de datos de entrenamiento. Dado que China tiene acceso a grandes volúmenes de datos de ciudadanos, el país está en una posición favorable para aprovechar los beneficios de la IA.

China, por su parte, ha respondido a estas restricciones imponiendo restricciones a la exportación de materiales como el galio y el germanio, que se utilizan en la fabricación de chips semiconductores. Esta medida busca contrarrestar las restricciones impuestas por Estados Unidos y poner en evidencia la dependencia de otros países de estos materiales.

Tanto delegados europeos como asiáticos han advertido sobre las consecuencias de estas restricciones, ya que castigan a ambos países y afectan los intereses nacionales de otros países. La guerra comercial entre Estados Unidos y China continúa, y el papel de la IA en esta disputa se vuelve cada vez más relevante. El resultado de esta guerra tendrá un impacto duradero en la geopolítica global y sentará las bases para futuras relaciones entre estas dos potencias y sus aliados.

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