Esta reducción es similar a la que se ha experimentado en toda España, donde se recolectarán apenas 8,3 millones de toneladas, de las cuales la Comunidad aportará el 40%, un peso similar al de un año normal. La campaña de cereales de invierno de 2023 ha mostrado una significativa disminución de la superficie cultivada, que alcanza las 1,64 millones de hectáreas, un 10% inferior a la campaña pasada y un 12% por debajo de la media de los últimos cinco años. La Comunidad, afectada casi en su totalidad por la sequía, se encuentra ante la segunda peor cosecha de este siglo, solo superada por la de 2017, que produjo solo 2,7 millones de toneladas.
El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Gerardo Dueñas, dio a conocer estos datos en Calzada de Coto (León) esta mañana. Esta campaña se ha caracterizado por la sequía extrema y los inusuales episodios de altas temperaturas, condiciones que han afectado negativamente al desarrollo del cultivo. Marzo fue cálido y seco, seguido de un abril extremadamente seco y cálido, lo que afectó el desarrollo del cultivo. La falta de lluvias continuó en mayo, con un déficit del 26% en comparación con un año normal, y las lluvias llegaron a finales del mes, en forma de tormentas y granizo en algunas zonas. Junio fue muy húmedo, pero las lluvias llegaron tarde para el cereal de invierno, beneficiando solo a los cultivos de primavera.
Estas condiciones meteorológicas adversas han resultado en una producción estimada de 3,24 millones de toneladas, lo que representa una reducción del 52% en comparación con la media de los últimos cinco años (6,7 millones de toneladas) y un 37% menos que la campaña pasada, que alcanzó los 5,2 millones de toneladas. Además, la provincia de Bureba, en Burgos, ha experimentado una reducción del 46% en su producción en comparación con la media de los últimos cinco años. La reducción en Castilla y León es similar a la sufrida en toda España, donde se recolectarán apenas 8,3 millones de toneladas, de las cuales Castilla y León aportará aproximadamente el 40%, un peso similar al de un año normal.
Esta mala campaña también se ha visto afectada por el alto precio de los insumos agrícolas, como los abonos y el gasóleo, que han aumentado en un 70% y un 50% respectivamente en comparación con la campaña pasada. En respuesta a estas condiciones excepcionales, la Junta de Castilla y León ha declarado la campaña agrícola 2022-2023 como excepcional y ha adoptado medidas de apoyo al sector agrario para mejorar la liquidez de los agricultores y aumentar la disponibilidad de agua en las explotaciones ganaderas.
En cuanto a los cultivos y las producciones, se observa una disminución significativa en la superficie cultivada de cereales de invierno, que asciende a 1,64 millones de hectáreas, un 10% menos que la campaña pasada y un 12% menos que la media de los últimos cinco años. El trigo es el cereal más sembrado, con 762.000 hectáreas, seguido de la cebada con 704.000 hectáreas. Los rendimientos se han visto afectados por las condiciones adversas, con una disminución del 30% en comparación con la campaña pasada y un 45% menos que la media de los últimos cinco años. El valor de la producción se estima en aproximadamente 850 millones de euros, un 53% menos que la campaña pasada.
En la provincia de León, la superficie destinada a cereal de invierno es de 92.780 hectáreas, con un 26% de cultivo en regadío, lo que garantiza una cosecha más estable en el tiempo. La producción estimada en la provincia es de 225.000 toneladas, un 7% de la producción total de la Comunidad. La mayor superficie de cultivo en regadío ha llevado a León a tener los mejores rendimientos medios, alcanzando los 2.425 kilogramos por hectárea.
