Jean Rédélé fue el hijo mayor de Madeleine Prieur y Emile Rédélé, concesionario Renault en Dieppe y antiguo mecánico de Ferenc Szisz, el primer «piloto de fábrica» de Renault Frères, vencedor del Gran Premio de la Sarthe en 1906 en Le Mans y segundo en el Gran Premio del ACF de Dieppe en 1907.
Emile Rédélé había sido contratado por el mismo Louis Renault a principios del siglo XX.
Tras la Primera Guerra Mundial y a petición de Louis Renault, el joven Emile Rédélé se instaló en Dieppe y abrió allí la concesión Renault de la calle Thiers. Dos años más tarde nació Jean-Emile-Amédée Rédélé, el 17 de mayo de 1922.
Después de realizar unos brillantes estudios en Normandía, Jean Rédélé obtuvo el bachillerato durante la Segunda Guerra Mundial y conoció a personajes tan diferentes como Antoine Blondin, Gérard Philipe o Edmond de Rothschild. Destinado en un principio a convertirse en subprefecto, optó por cambiar de orientación y entrar en la Escuela de Estudios Superiores de Comercio de París. Allí adquiriría una doble competencia económica y comercial, obteniendo su título en octubre de 1946, no sin antes enviar una memoria de prácticas a la Dirección General de Renault. En ella, Jean Rédélé defendía algunos puntos de vista novedosos sobre la estrategia comercial del primer constructor nacional francés, con la suficiente convicción para que Pierre Dreyfus, el presidente de Renault, le convocara a Boulogne-Billancourt… Para ayudarle a poner sus ideas en acción, sería nombrado Concesionario oficial en Dieppe para suceder a su padre.
Jean Rédélé tenía veinticuatro años y era, desde este momento, el concesionario de automóviles más joven de Francia.
Se lanzó a la competición automovilística en 1950, estimando que «la carrera es el mejor banco de pruebas para los modelos de serie y la victoria es el mejor argumento de venta». Como era natural, eligió el nuevo 4 CV Renault como medio promocional.
El 24 de julio de 1950, se inscribió en el «Primer Rally de Dieppe». En su tierra y ante otros cuarenta competidores, impuso su 4 CV en el primer puesto por delante de los 203 Peugeot y otros Salmson más potentes.
Esta victoria fue aplaudida por la prensa y la Régie Renault, quiene le propuso, en 1951, correr en el XXº Rally de Montecarlo en un «1063», la versión «especial carrera» del 4 CV. Terminó cuarto de su categoría y después segundo en el Segundo Rally de Dieppe. Su carrera de piloto empezó a adquirir notoriedad. Primero en el Primer Rally de Dax, quinto en el Rally del Dauphiné, tercero en el tremendo Marathon de la Route que se celebraba entre Lieja, Roma y Lieja, tercero de nuevo en el Tour de Francia del Automóvil, concluyó su temporada ganando el Tour de Bélgica.
Jean Rédélé y su copiloto Louis Pons participaron en las muy exigentes «Mille Miglia», una carrera de mil quinientos kilómetros disputada en carreteras abiertas, en continuo, entre Brescia, Roma y Brescia (Italia). Ganaron en su categoría batiendo todos los récords y dejando a sus perseguidores a más de una hora detrás de ellos en la meta.
Oficialmente inscrito por Renault en las 24 horas de Le Mans 1952, Rédélé y su 4 CV iban en cabeza de su categoría el domingo a las trece horas, esto es, dos horas antes de la meta, cuando de repente tuvo que abandonar. Se tomó la revancha en el Tour de Francia Automovilístico terminando tercero en la clasificación general. Toda una hazaña, dada la relativa modestia de su coche.
En 1953, Rédélé y Pons ganaron en su clase en las «Mille Miglia» y de nuevo con el 4 CV 1063, pero Jean Rédélé hierve de impaciencia por pilotar el «Renault Spéciale» pedido en Italia. Desde la primera salida, Rédélé ganó la clasificación general con su «Renault Spéciale», por delante de dos Jaguar y un Porsche.
En 1954, Rédélé y Pons se impusieron en las «Mille Miglia», que se convirtió en su prueba fetiche, y después en el Criterium de los Alpes. «Donde más me divertí fue recorriendo los Alpes a bordo de mi 4 CV Renault. Por eso decidí que mis futuros coches se llamaran «Alpine». Mis clientes tenían que experimentar este placer de conducir al volante del coche que quería construir» contaba Jean Rédélé.
Tras una temporada 1954 igual de prodigiosa que la de 1953, Jean Rédélé pasó a ser considerado un gran piloto. Este cumplido le llegó directo al corazón, si bien en su fuero interno sabía que pronto tendría que escoger entre pilotar sus coches o pilotar su empresa.
En 1955, al poco de recibir su «Rédélé Spéciale», el segundo coche producido expresamente para él en Italia, Rédélé terminó segundo en las «Mille Miglia», por detrás de Jean-Claude Galtier a bordo de un «Rédélé Spéciale».
Este doblete hizo que Jean Rédélé se decidiera a crear su marca: se llamaría «Alpine» y tendría su base tanto en París, en la calle Forest, como en Dieppe, en la avenida Pasteur.
