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La viruela símica, también conocida como viruela del mono, es una enfermedad infecciosa causada por el virus del mismo nombre, perteneciente al género Orthopoxvirus. Este virus, similar al de la viruela humana, ha llamado la atención mundial en los últimos años debido a brotes que han afectado a numerosas regiones. A continuación, exploraremos en profundidad cómo se transmite esta enfermedad, cuáles son sus síntomas y qué medidas pueden tomarse para prevenirla.

Origen y tipos de virus

El virus de la viruela símica se identificó por primera vez en 1958 en Dinamarca, en monos destinados a la investigación, lo que dio nombre a la enfermedad. Sin embargo, el primer caso humano no se registró hasta 1970, en un niño de nueve meses en la República Democrática del Congo. Desde entonces, la viruela símica ha sido endémica en algunas regiones de África Central y Occidental. El virus se clasifica en dos clados principales: el Clado I, asociado principalmente con África Central, y el Clado II, que incluye subvariantes como la Clado IIb, responsable del brote mundial de 2022-2023.

Transmisión del virus

La viruela símica es una zoonosis, lo que significa que puede transmitirse de animales a humanos. Esta transmisión puede ocurrir a través del contacto directo con la sangre, los fluidos corporales o las lesiones en la piel o las mucosas de animales infectados, como roedores o primates. La exposición puede ocurrir durante la caza, el despellejamiento, la manipulación de cadáveres de animales, la cocina y el consumo de carne de animales infectados.

En cuanto a la transmisión de persona a persona, esta puede suceder por contacto directo con las lesiones cutáneas o las mucosas infectadas. Este tipo de contacto puede incluir desde tocarse la piel hasta mantener relaciones sexuales, dado que el virus puede encontrarse en los fluidos corporales de una persona infectada. La transmisión también puede ocurrir a través de gotículas respiratorias durante el contacto cercano prolongado, aunque no es el principal modo de contagio.

Además, el virus puede entrar en el cuerpo humano a través de la piel lesionada, las mucosas (como las de la boca, los ojos, los genitales y el ano) o las vías respiratorias. Este mecanismo de entrada permite que el virus se propague en un entorno comunitario, afectando a quienes entran en contacto con objetos contaminados, como ropa de cama, ropa de vestir o utensilios que hayan estado en contacto con personas o animales infectados.

Factores de riesgo y grupos vulnerables

Aunque cualquier persona puede contraer la viruela símica, algunos grupos corren un mayor riesgo debido a su comportamiento o circunstancias. Por ejemplo, las personas que mantienen múltiples parejas sexuales o que participan en prácticas sexuales de alto riesgo tienen una mayor probabilidad de exposición. Durante el brote de 2022, se observó una alta incidencia entre hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, lo que subraya la importancia de la vigilancia en estas comunidades.

Los niños, las mujeres embarazadas y las personas inmunodeprimidas son especialmente vulnerables a las complicaciones graves de la viruela símica. En particular, las mujeres embarazadas pueden transmitir el virus al feto, lo que puede causar complicaciones graves durante el embarazo.

Síntomas de la viruela símica

Los síntomas de la viruela símica suelen aparecer entre una y tres semanas después de la exposición al virus. El signo más característico es una erupción cutánea que evoluciona a través de varias etapas, desde máculas hasta pústulas llenas de líquido, que finalmente se secan y forman costras. Esta erupción puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluyendo la cara, las palmas de las manos, las plantas de los pies, los genitales, y la boca.

Además de la erupción, los pacientes suelen experimentar fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda, inflamación de los ganglios linfáticos y una sensación general de falta de energía. En algunos casos, los síntomas iniciales pueden ser menos específicos, lo que puede retrasar el diagnóstico.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de la viruela símica se realiza principalmente mediante pruebas de laboratorio, siendo la PCR (reacción en cadena de la polimerasa) la más efectiva. Esta prueba detecta el ADN del virus a partir de muestras de las lesiones cutáneas, como el líquido de las vesículas o las costras. En ausencia de lesiones cutáneas visibles, pueden utilizarse muestras orofaríngeas, anales o rectales. Es fundamental diferenciar la viruela símica de otras enfermedades con síntomas similares, como la varicela, el sarampión o infecciones bacterianas de la piel.

El tratamiento de la viruela símica se enfoca principalmente en el alivio de los síntomas. Se recomienda a los pacientes mantener la piel limpia y seca, evitar rascarse las lesiones, y usar medicamentos para el dolor y la fiebre, como el paracetamol. En algunos casos, pueden utilizarse antivirales como el tecovirimat, especialmente en pacientes con riesgo de complicaciones graves.

Prevención y vacunación

La prevención es clave para controlar la propagación de la viruela símica. Evitar el contacto directo con personas infectadas y sus pertenencias es fundamental. En situaciones de brotes, se recomienda el uso de mascarillas y la desinfección frecuente de superficies. La vacunación contra la viruela símica es una herramienta efectiva, especialmente para personas en alto riesgo, como el personal de salud y aquellos con múltiples parejas sexuales. La vacuna es más eficaz si se administra dentro de los cuatro días posteriores a la exposición.

Brotes recientes y medidas globales

Desde 1970, la viruela símica ha causado brotes esporádicos en África, pero el brote mundial de 2022 marcó un punto de inflexión en la historia de esta enfermedad. Afectó a más de 110 países, con más de 87,000 casos reportados y 112 muertes. Las autoridades sanitarias globales han intensificado los esfuerzos para controlar la propagación del virus, destacando la importancia de la vacunación y la educación pública para reducir el estigma asociado con la enfermedad.

En conclusión, la viruela símica es una enfermedad compleja con múltiples vías de transmisión y un impacto significativo en la salud pública. La comprensión de sus mecanismos de contagio y la implementación de medidas preventivas efectivas son esenciales para prevenir futuros brotes y proteger a las comunidades vulnerables.

Fuente: OMS

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¿Cómo se propaga la viruela del mono?