La conservación, investigación y divulgación son los pilares en los que se basan las instituciones zoológicas modernas. En estos lugares, los animales actúan como embajadores de su especie y permiten llevar a cabo investigaciones para conocer y proteger sus hábitats. Estos centros juegan un papel fundamental en la preservación de la biodiversidad gracias a sus casos de éxito.
Uno de estos ejemplos es Loro Parque, un verdadero santuario animal donde conviven especies y ecosistemas de los cinco continentes. Junto con la Fundación Loro Parque, este moderno zoológico ha participado en más de 250 proyectos internacionales de protección animal y ha salvado a 12 especies de loros de la extinción.
Sin embargo, la dedicación al cuidado de los animales podría verse amenazada por legislaciones como la SWIMS Act (Strengthening Welfare in Marine Settings Act), que busca prohibir la cría y manejo de cetáceos en los Estados Unidos.
Esta ley acabaría con la cría de especies como delfines, orcas y belugas en cautiverio, lo cual, a pesar de tener buenas intenciones aparentemente, condenaría a muchos de estos animales a problemas sociales y a la muerte solitaria. Un discurso que se centra únicamente en contra de los zoológicos y acuarios que tienen especies bajo cuidado humano olvida que lo más importante es el bienestar del animal.
Precisamente en esta línea trabajan las instituciones zoológicas modernas, liderando proyectos de investigación, rescatando animales de hábitats degradados por los humanos y concienciando sobre la necesidad de proteger nuestros ecosistemas.
La doctora Robin Ganzert, presidenta de American Humane, señala en su artículo para el Washington Examiner que la SWIMS ACT «ignora el invaluable papel que desempeñan las instituciones zoológicas en la protección y promoción de los intereses tanto de los animales en cautiverio como de los que están en libertad».
Ganzert destaca que al menos 300,000 ballenas y delfines mueren cada año como resultado de las capturas accidentales de los pesqueros. A estas cifras hay que añadir todas las amenazas que enfrentan los cetáceos en su entorno marino, como la contaminación acústica y plástica, el tráfico marítimo y los vertidos, entre otros.
Por lo tanto, esta regulación propuesta en Estados Unidos dejaría a estos animales indefensos, mientras que las instituciones zoológicas modernas son clave para garantizar su salvación.