Matadero Madrid, centro de creación contemporánea del Área de Cultura, Turismo y Deporte, celebró una programación especial para conmemorar los 100 años de vida del conjunto de edificios que alberga sus actividades, convirtiéndose en uno de los equipamientos culturales más emblemáticos de la ciudad. Esta variada oferta de eventos fue muy bien acogida por el público, sumando un total de 23.125 asistentes.
Matadero, 100 años: exposiciones e instalaciones artísticas
El emblemático depósito de agua elevado de la plaza de Legazpi, símbolo del recinto, fue protagonista en los eventos de celebración del centenario. La estructura, que abasteció de agua al recinto en su primera etapa, fue objeto de una instalación lumínica creada por el equipo de iluminación de Nave 10 Matadero. Durante cuatro días, esta instalación de luz adornó el acceso de Legazpi.
Desde el 24 de octubre hasta el 17 de noviembre, el antiguo espacio frigorífico del matadero, hoy conocido como Nave 0, se convirtió en una ventana al siglo pasado con una instalación artística site-specific organizada por Medialab Matadero y diseñada por el reconocido iluminador escénico David Pérez, del estudio LaLAB. La exposición Matadero, 100 años, que fue visitada por más de 16.359 personas, incluía proyecciones de fotos históricas del matadero municipal y audiovisuales creados ex profeso, que, junto al diseño de iluminación, ofrecieron una experiencia inmersiva a los visitantes.
A su vez, la exposición fotográfica La construcción de Casa del Lector, comisariada por Antonio Basanta, recibió un total de 3.043 visitas. Esta muestra recopiló las fases más destacadas del proyecto que dio vida a este centro para el desarrollo y la innovación en el ámbito de la lectura, fusionando arquitectura, diseño e interiorismo.
Mesas redondas: la reconversión arquitectónica de un espacio emblemático
El auditorio de Casa del Lector se convirtió en un punto de encuentro para la arquitectura, con dos mesas redondas que reunieron a los arquitectos que transformaron este complejo industrial en un espacio para la ciudadanía, una tendencia de la que Matadero Madrid fue pionero y modelo para otros lugares similares.
En la primera mesa, arquitectos como José María Churtichaga y Cayetana de la Quadra-Salcedo (Cineteca), Arturo Franco (Nave 17, Oficina y Taller), Iñaqui Carnicero (Nave 16), entre otros, compartieron los retos que enfrentaron en ese momento desde una perspectiva actual, casi 20 años después de la intervención. En la segunda mesa, Antón García Abril, Débora Mesa, Oyer Corazón, Jesús Moreno y Carlos Baztán discutieron la intervención de las naves que hoy albergan Casa del Lector. Ambas citas contaron con la participación de 160 interesados.
Además, el 7 de noviembre se llevó a cabo en Nave Una un taller con agentes culturales de la ciudad, coordinado por Ergosfera, que dio paso a la mesa de debate ‘Mirar fuera para mirar hacia dentro’, que también incluyó a Raquel Congosto, Uriel Fogué y Marta Román, moderados por Natalia Balseiro. Esta convocatoria reunió a 59 participantes y buscaba ofrecer una visión sobre la relación de Matadero Madrid con las prácticas en el territorio urbano.
Música y performances: un centro abierto a todos
Como es tradición en los grandes eventos, la música al aire libre no faltó en Plaza Matadero. El 9 de noviembre, se llevó a cabo un DJ Set matinal, que reunió a 2.194 espectadores. La primera sesión estuvo a cargo de los DJ Guacamayo Tropical, conocidos por rescatar y difundir la música de los trópicos latinoamericanos, fusionándola con ritmos modernos. Luego, DJ Meneo, un productor guatemalteco, ofreció su singular enfoque a la cultura pop española.
Para el público familiar, un total de 326 personas disfrutaron de la música a través de la Creativa Junior Big Band, de la Escuela de Música Creativa de Madrid. En este concierto, 25 jóvenes músicos presentaron composiciones originales junto con desenfadados arreglos de clásicos del jazz.
El Centro de residencias artísticas también participó en la celebración con dos performances el 9 de noviembre. Fernando Sánchez Castillo, con su pieza De matadero a vivero, guió a 40 asistentes por diferentes espacios de Matadero mientras recordaba los usos del edificio a lo largo de sus 100 años de historia. Por otro lado, Marta de Gonzalo y Publio Pérez Prieto organizaron el encuentro musical Las suertes, en el que el coro El CoroFón interpretó canciones de género chico ante 130 oyentes, basadas en la memoria de la gente y la cultura en el último siglo.
Matadero y el cine: un binomio indisoluble
Entre el 5 y el 10 de noviembre, como parte del programa centrado en la celebración del centenario, Cineteca Madrid reunió una selección de películas que contaron con Matadero como localización. Un total de 308 espectadores disfrutaron de clásicos como La buena estrella, que fue presentada por Antonio Resines, Premio Goya al Mejor Actor Protagonista por su papel en esta película. También se proyectaron Felices pascuas, Sin noticias de Dios, El embrujo de Shanghai, Matador y Los golfos.
El 6 de noviembre, en colaboración con Intermediae, 29 personas pudieron ver la película Procesos (2007), de Daniel García-Pablos, seguida de un coloquio con el director y la comisaria María Bella. Este filme documenta los trabajos de rehabilitación de Nave 17 y es un valioso testimonio de las primeras intervenciones realizadas en la rehabilitación del espacio.
Infancia y familias: espacio para jugar y aprender
Dentro de esta programación especial, el público joven también fue protagonista. Con un nuevo plano ilustrado, diseñado por la artista visual Daniela Martagón, se distribuyeron más de 1.000 ejemplares, permitiendo a pequeños y adultos imaginar y explorar el conjunto arquitectónico de Matadero. Este recurso es gratuito y se entrega bajo demanda en el punto de información del centro.
En el taller de movimiento ‘Arquidanzantes’, que se desarrolló durante todo el otoño, los pequeños descubrían y aprendían sobre la historia del recinto a través de dibujos y danza. Además, en Casa del Lector, continuaron programándose dos talleres centrados en arquitectura: Misión urbana: explorando construcciones, una divertida yincana para explorar los detalles arquitectónicos de Matadero, y ‘Ladrillos creativos’, donde los pequeños conocían los ladrillos característicos de la construcción, participando ya 475 niños y niñas en estos talleres.
De matadero municipal a centro de creación contemporánea
Desde su inauguración en octubre de 1924 como matadero municipal, este gran espacio albergó labores de procesamiento cárnico hasta 1995, cuando esas actividades se trasladaron a Mercamadrid. Dos años más tarde, el edificio fue incluido en el Catálogo de Edificios Protegidos del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid y en 2003 se le otorgó uso cultural tras un estudio de viabilidad.
Construido en estilo neomudéjar, con ladrillo y mampostería de piedra con decoraciones geométricas, la edificación comenzó una nueva etapa tras más de 70 años de servicio. Entre 2003 y 2007, se llevó a cabo una revolución que involucró a profesionales de la arquitectura, diseño, urbanismo y arte. Este ambicioso proyecto, dirigido por el Ayuntamiento de Madrid, buscó transformar el histórico recinto en un centro cultural innovador, respetando su patrimonio. Este esfuerzo fue reconocido a nivel mundial, obteniendo galardones como el premio Mies van der Rohe, así como distinciones del COAM, la FAD y la Bienal Española de Arquitectura.