El Ayuntamiento está progresando en la ampliación del Bosque Metropolitano con la aprobación, por parte de la Junta de Gobierno, del contrato para adjudicar las obras de acondicionamiento y urbanización de la zona norte de O’Donnell. Esta parcela, que tenía una extensión de 112.000 m2 y que durante décadas fue utilizada como vertedero, ha sido recuperada. El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha explicado que se destinarán 1,8 millones de euros para finalizar la infraestructura de accesos, los caminos interiores, el sistema de drenaje y riego, y la iluminación pública.
El contrato también contempla la retirada de escombros y vertidos ilegales acumulados en la parcela, así como el acondicionamiento de los taludes para prevenir desprendimientos y controlar la erosión. Para ello, se utilizará una geomalla tridimensional metálica que permitirá la cobertura vegetal y evitará la erosión por escorrentía de agua. Asimismo, se completarán las obras de la red de infiltración de aguas pluviales y se instalará el alumbrado urbano en las zonas donde aún no estaba presente. Además, se ejecutarán dos nuevas acometidas de agua para el riego que se ha realizado en fases anteriores.
El Bosque Metropolitano es un cinturón forestal de 75 kilómetros que rodeará Madrid una vez finalizado y que combinará las zonas verdes existentes con las de nueva creación. Actualmente, el bosque abarca 18.000 hectáreas de las 35.000 previstas en los cinco lotes de actuación. Esta infraestructura permitirá la conexión de montes naturales, como El Pardo y Valdelatas, con el río Manzanares, y enlazará la Casa de Campo con los municipios de Getafe, Leganés y Alcorcón a través del corredor ambiental del río Butarque. También se valorarán los entornos de arroyo de Meaques y Valchico y su conexión con el parque regional de Guadarrama. El proyecto también integra los espacios libres de los desarrollos urbanísticos del este de Madrid, conectando el cerro de la Herradura con los cantiles del Manzanares y con el parque regional del sureste.
Entre los beneficios ambientales de esta infraestructura, destacan la absorción de 800.000 toneladas de CO2, la disminución del efecto isla de calor, la prevención de inundaciones y el fomento de la diversidad de especies.